Cuando la tragedia es un placer. Hernán Morán junto a María Urtubey dirigen esta obra en base a los cuentos del uruguayo Horacio Quiroga. Crítica de Tamara Nabel.
Una casa en de madera en medio de la selva misionera. La naturaleza implacable amenaza constantemente la vida de aquellos que deciden instalarse en el norte. Animales, calor, indiada… un contexto extraño para Alicia que antes de casada vivía en la ciudad.La historia es la de una familia sumida por la tragedia. Alicia, la esposa del dueño de casa, es víctima de una extraña enfermedad que le genera pesadillas y alucinaciones. Su muerte es inminente. Jordán intenta pelear con la certeza de perderla, pero mientras espera lo inevitable se embarca en jornadas interminables de trabajo. En este contexto Berta, la prima hermana de Alicia, acompañada por su marido, llegan para hacer una pequeña visita guiados por una corazonada. Finalmente estos se enteran que sus dos hijos menores contrajeron una misteriosa enfermedad que los dejará “estúpidos” al igual que los dos mayores. Los personajes secundarios, excluidos, sucios, y sumidos en la más patética miseria coronan una historia sin final feliz.
El elenco es numeroso y las interpretaciones sólidas y comprometidas. Se destacan sobre todo Lola Borgia, Adriana Pegliasco y Andrés Giardello (Quien hizo el reemplazo de Marcelo Martín) haciendo un trabajo impecable en su interpretación de Jordán.
La dirección, a cargo de Hernán Morán y María Urtubey, es la pieza maestra que permite ver esta bellísima creación en su forma final. Se nota sobre todo en la explotación del recurso escenográfico, en la cadencia de las escenas y en la integración de un violinista en vivo que genera un clima extraño, peligroso e incómodo recreando la sensación quiroguesca de vivir tan cerca de la naturaleza.
El vestuario y la utilería están muy bien logrados, hay un visible trabajo de investigación a cerca de las costumbres de la época, y están cuidados los detalles hasta el punto de que el zorro que se caza pertenece a una raza que vive justamente en Misiones. Aplaudo la dedicación y el nivel de detalle en la puesta porque ayudan a la verosimilitud de una historia casi increíble de tan trágica.
El elenco es numeroso y las interpretaciones sólidas y comprometidas. Se destacan sobre todo Lola Borgia, Adriana Pegliasco y Andrés Giardello (Quien hizo el reemplazo de Marcelo Martín) haciendo un trabajo impecable en su interpretación de Jordán.
La dirección, a cargo de Hernán Morán y María Urtubey, es la pieza maestra que permite ver esta bellísima creación en su forma final. Se nota sobre todo en la explotación del recurso escenográfico, en la cadencia de las escenas y en la integración de un violinista en vivo que genera un clima extraño, peligroso e incómodo recreando la sensación quiroguesca de vivir tan cerca de la naturaleza.
El vestuario y la utilería están muy bien logrados, hay un visible trabajo de investigación a cerca de las costumbres de la época, y están cuidados los detalles hasta el punto de que el zorro que se caza pertenece a una raza que vive justamente en Misiones. Aplaudo la dedicación y el nivel de detalle en la puesta porque ayudan a la verosimilitud de una historia casi increíble de tan trágica.
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Bueno y ayer estuve. Me encantó la obra, me mantuvo atrapada todo el tiempo. Miraba y en cada lugar, en cada rincón pasaba algo. Una puesta creativa con muchos recursos y muy buenos actores. La verdad una satisfacción ver espectáculos de ese nivel. Veo mucho teatro y me ensarto bastante también por eso cuando veo un trabajo de calidad es una satisfacción enorme. Gracias x el momento que nos hicieron pasar!
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