miércoles, 28 de septiembre de 2011

Comentario - Submundo Estudios




LOS INSOLADOS de Hernán Morán (primer habitante de Sub-circa2003) es una obra montada no tanto sobre los cuentos de Horacio Quiroga como en el imaginario que este construyó a través de su literatura. Ese es el mérito y también su cruz, porque todos entramos a la representación con elementos propios que queremos ver validados en escena. las actuaciones son muy buenas, la escenografía es poética, el texto tiene una base segura de vocabulario y conflicto, inherente al escritor y también anecdotario reconocible de la vida de Quiroga (tomando cómo puente el libro "La vida brava" de Helena Corbellini) Finalmente LOS INSOLADOS recrea la tensión y el paisaje, no sé resuelve dramáticamente cómo uno espera, pero bien visto también es un mérito y un buen homenaje. 


Alejandro Díaz B 



Submundo Estudios

jueves, 22 de septiembre de 2011

Comentario - Criticunder

Este estreno de Hernán Morán nos acerca al mundo de Horacio Quiroga. Mediante la adaptación de  dos de sus más populares cuentos, “El almohadón de plumas” y “La gallina degollada”, ambas historias se vinculan  en un trabajo de compleja producción y dinámico montaje.


Situada en Misiones a principios del siglo pasado, el elenco se zambulle en la tragedia  y lo lúgubre de un universo de enfermedad, relaciones familiares desesperanzadas, agobio potenciado por el clima opresivo, y tensión y crispamiento por las distintas circunstancias que los aquejan.

Berta (Adriana Pregliasco) y Mazzini (Sebastián Suñé) hacen un viaje que es una excusa para escapar de dos de sus hijos, condenados por la naturaleza, y del certero presentimiento de que los dos restantes, los mellizos, que llevan dieciocho meses de vida normal, seguirán el mismo recorrido que los dos anteriores. Visitan a la prima de Berta, Alicia (Marcela Arza), que padece una enfermedad cerebral que le provoca delirios, por momentos escenificados por los actores, haciendo al espectador entrar y salir de la cabeza de la pobre y agonizante joven. Su marido Jordán (Marcelo Martín), a cargo de la estancia, intenta resignado que sus tierras den sus frutos, lo que cual no consigue y esto es metáfora de lo inhóspito del ambiente y las relaciones. Fue él quién había decidido llevar a Alicia al aislamiento en esa casa, al cuidado de la fiel Isolda (Lola Borgia), donde también vive de prestado el hermano de Jordán, Esteban (Nacho Ciatti), que subsiste inmerso en una realidad de alcohol y poesía, perdido en su amor por Alicia.

Otro ser que habita esta obra es el hermano de Isolda, Octavio, un jovencito con conductas animalezcas interpretado con arrojo y frescura por Andrés Passeri.

Un personaje que trae mundo exterior es una jóven, Lidia (Lía Bagnoli), que ansía subir un escalón en la sociedad, presionando a Esteban para transformar el vínculo nocturno en diurno, e ingresar a la familia.

Todo está dado como para que la tragedia se desarrolle, y así sucede. Una propuesta arriesgada, tanto por la intensidad de actuación que requiere para que el espectador entre en ese mundo, como por la decisión de recrear la época desde lo estético. El vestuario está bien logrado (Gustavo Alderete y Natalia González para la Polillla Vestuario). Han sido exhaustivos en la investigación y el detalle, gran pilar en la verosimilitud del trabajo.

La casa está montada sobre una plataforma (pequeña en relación a todo lo que sucede en ella, lo cual acentúa el hacinamiento) que al poseer movilidad, es girada por los peones de la estancia (Rodrigo Guzay y Juan Manuel Zuluaga), aportando dinamismo a la puesta en escena, y permitiendo variar el punto de vista sobre los distintos ambientes y personajes que la habitan.

Una buena opción recién salida del horno para adentrarse en los truculentos laberintos quirogueanos.




Criticunder - Los Insolados

Comentario - Detodoslosdias


Hermosa noche de Sábado para ser empezada en el teatro Beckett, en Guardia Vieja 3556.


La excusa, el estreno de Los insolados, de Hernán Morán.
Fue una obra extraña, como si hubiese encontrado algo sin leer de la pluma de mi admirado Horacio Quiroga.


La historia transcurre en Misiones o cernanías…en la proximidad del monte, cerca de un río. Entre sus protagonistas estaban Alicia y Jordán de ‘El almohadón de plumas’, Berta y Mazzini de ‘La gallina degollada’ y algún otro de otros cuentos que hoy no tengo en mente.
Además de su obra, a Leopoldo Lugones siempre le agradecí haberse llevado al señor Quiroga como fotógrafo…siempre sentí que ese viaje provocó lo mejor de su narrativa.
La muerte nunca le perdió el paso, y eso suelo sentir al leer sus obras…la muerte es siempre un ingrediente necesario…como la vida.


Hernán Morán logró transmitirle esa misma tinta a su obra.
Jordán vendió todas sus propiedades y se instaló en el monte con su esposa y cuñado. Pronto Alicia empezó a sentir los síntomas de raras enfermedades que producen fiebre y alucinaciones. Isolda, una mestiza que vive en la casa es quien la alivia, sabiéndose pagando el pasaje al cielo con sus acciones.


Berta y Mazzini, alertados por un presentimiento de Berta, prima de Alicia, llegan a la casa para acompañar a Jordán en sus penurias. En Posadas han dejado a sus hijos mayores, enfermos también de fiebres, y a los pequeños mellizos de 18 meses, sanos aún.


La dirección de la pieza es impecable, lograron transmitir el ritmo cansino, agoviante, que provoca el calor a la hora de la siesta. Todo en ese ámbito transita a ese ritmo y se me contagió. Impecable, claro e inequívoco el cambio de realidad a pesadilla. Colores en las luces, quizás sombras, y todos sabíamos donde estaban.
La superstición y el respeto por la naturaleza como contexto nos deja parados frente a una bella puesta de una bella obra…que espero es asomen a ver al, bello también, teatro Becket.
Apartado especial para la música: un violín ejecutado magistralmente durante toda la obra…muy aplaudido (merecidamente) en el final.
María, revisando libros…quiero volver a leer Cuentos de la selva!!



Detodoslosdias